Hace unos días, tuvimos la suerte de aparecer en un artículo del diario ARA, firmado por la escritora y periodista Empar Moliner. Pero más que una simple reseña, fue un retrato lleno de sensibilidad sobre quiénes somos, qué hacemos y, especialmente, sobre una de nuestras últimas añadas: el Vila-Closa Blanco 2024.
Más que una cata, el texto es una mirada sincera al espíritu que guía nuestro trabajo: respeto por la garnacha blanca, compromiso con el territorio y una forma de entender el vino desde la sencillez y la emoción.
Y no es para menos: un monovarietal de garnacha blanca, fermentado en acero inoxidable y criado sobre sus lías durante tres meses, que expresa con elegancia el alma de la Terra Alta.
“Flores blancas, almendra tierna, más floral que frutal. Fresco, fácil de beber, con cremosidad y tensión…”, escribe Moliner.
Y nosotros asentimos, sabiendo que detrás hay fincas cuidadas como si fueran criaturas, y decisiones tomadas con sabiduría y respeto.
La autora no solo destaca el vino, sino también la filosofía de Ivette, nuestra enóloga:
“Si el producto que viene del campo es tan bueno, mi trabajo es no estropearlo.”
Esta es una historia de amor por la tierra, por la garnacha, y por una forma de hacer vino que deja que el producto vuele libre, sin disfraces.
Como bien apunta el artículo, a veces el mejor maridaje no es con un arroz, sino con las personas con las que compartimos el vino. Y esa es también nuestra manera de entenderlo: el vino es compañía, memoria, conversación.
Gracias a Empar por contarlo con tanta sensibilidad.
Y a quienes aún no han probado el Vila-Closa 2024… os invitamos a descubrirlo.